viernes, 12 de octubre de 2007

Cinco contra cuatro

Hace casi siete años, Al Gore vivía probablemente uno de los peores días de su vida. Todo aquello para lo que se había preparado se derrumbaba luego de que cinco de los nueve jueces de la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos le entregaran la presidencia de la primera potencia mundial a George W. Bush.

"Trabajaré para ganarme el respeto de todos", dijo en ese momento Bush, que obtuvo unos 300.000 votos menos que Gore, pero al adjudicarse un triunfo en Florida gracias al polémico fallo de la Corte que puso fin al recuento de votos, logró sumar 271 electores, uno más que la mayoría. El entonces vicepresidente de Bill Clinton obtuvo casi 50 millones de votos, más que ningún otro candidato presidencial desde el triunfo de Ronald Reagan, en 1984.

Lo que vino después forma parte de la historia: poco trabajo, muchas vacaciones, atentado contra las Torres Gemelas, guerra en Afganistán, guerra en Irak, guerra contra el terrorismo, reelección en 2004, récord histórico del precio del petróleo y uno de los índices de popularidad más bajos desde Richard Nixon.

Hoy, la Academia Sueca le otorgó a Al Gore y
al Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de la ONU el Premio Nobel de la Paz "por sus esfuerzos de obtención y difusión de informaciones sobre los cambios climáticos provocados por el hombre y por haber puesto las bases para tomar medidas necesarias a la lucha contra estos cambios".

Imagino que Gore hubiera preferido ser presidente antes que recibir un Nobel. Yo también.

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