Si quedaba alguna duda de que nadie sabe con certeza cuán dura, profunda, compleja y perjudicial para la economía fue, es y será la crisis financiera engendrada en el mercado de préstamos hipotecarios de Estados Unidos, hoy el Banco Central Europeo (BCE) se encargó de despejarla.
La plata sobra, eso está claro. La máxima autoridad monetaria de la eurozona salió a ofrecer la friolera de US$ 500.000 millones (algo así como cinco PBI de la Argentina) a los bancos europeos, que, también quedó claro, no es que están en el horno: se están rostizando y nadie sabe dónde está la perilla para cortar el gas.
El espaldarazo del BCE a sus bancos se suma al dinero volcado desde que comenzó la crisis hasta aquí (son sincero: perdí la cuenta de cuánto es), la baja en la tasa de interés de EE.UU., y la acción coordinada de los bancos centrales, anunciada por la Reserva Federal la semana pasada. ¿El resultado? Por hoy, paneles en verde en los mercados burstátil. Insisto: por hoy.
¿Tienen dudas? A lo mejor esto aclara el panorama. Greenspan dijo que existe un 50% de probabilidades de estanflación, y la Comisión Europea emitió un informe que bate que bate dice lo siguiente: "Condiciones financieras más ajustadas, una confianza reducida en las secuelas de la crisis de los mercados financieros y una creciente inflación, entre otros factores, afectarán el crecimiento en los próximos trimestres".
¿Alguien vio mi paragüas?
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