CFK cumple hoy tres meses al frente de la Rosada. La de Plaza de Mayo, no la de Puerto Madero. Es un buen momento, diría Clos, para hacer un balance sobre qué cambio y que sigue igual. Acá va:
1- Las periodistas dedicadas a la moda (digo "las" porque en la mayoría de los medios nacionales no veo firmas masculinas, algo que, creo, es bastante sexista) no sólo están trabajando más: no deben poder creer que sus notas aparezcan en los cuerpos centrales de los diarios.
2- Los importadores de teleprompters desistieron de hacer lobby con el Gobierno para vender un par de esas pantallas transparentes que se ven en las pelis de presidentes yanquis. Bienvenidos a la era de la improvisación y la oratoria.
3- El deterioro institucional, viejo reclamo de la diestra argentina, sigue intacto. La prueba más clara es la lenta agonía del Indec, los ataques a la prensa y la persistencia de las prácticas kirchneristas de pensar que, como son una banda de iluminados, las reglas sobran y la discrecionalidad vale cuando hay "talento".
4- El eje central de la gestión no cambió. Pocos esperaban que lo hiciera, pero los pocos que eran, están, por decirlo suavemente, decepcionados. Queda más que claro que hay un proyecto político (una suerte de revolución bolivariana a la nuestra), y uno económico (reindustrializar), pero como uno está supeditado al otro, se hace mal. Ejemplo I: el abrumador reparto de guita en subsidios para comprar empresarios, calmar a la gilada y crear un ejército de súbditos. Ejemplo II: la ausencia absoluta de incentivos más allá del dólar alto, cuya continuidad es más probable que el 1 a 1, pero de ninguna manera está garantizada.
5- Nunca antes un gobierno tuvo tanta guita como éste, salvo el Carlos I. Lo que se hace con la plata está resumido en el punto anterior. ¿Y la eficiencia? Bien gracias. Un país emergente no puede dar ventajas. Un desarrollado, sí, y encima no la dan (caso Ronda de Doha). Que se patinen la guita a discreción para instalar una hegemonía K de empresarios súbditos y mínimas ganancias de equidad recuerda un estilo digno de los 90.
Nada ha cambiado amigos. Pero si hay una profundización. Esa parte del slogan "La profundización del cambio", era cierta.
lunes, 3 de marzo de 2008
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