D'elia (o el Gobierno) vs. Bonelli-Sylvestre (o el grupo Clarín)

La dantesca realidad que ofrece la Argentina al mundo tiene, en ocasiones, momentos tan súblimes como tristes y contradictorios. Todo al mismo tiempo.

Uno de esos momentos ocurrió anoche, en el estudio de A dos voces, cuando Marcelo Bonelli y Gustavo Sylvestre se vistieron de periodistas independientes, críticos de los abusos del poder, y encararon una acalorada defensa del grupo Clarín ante la embestida del Gobierno. Primera aclaración: no es la primera embestida K contra la prensa, pero sí la primera, pública, en manifestaciones oficialistas, contra el grupo que dirige Héctor Magnetto.

A cualquier periodista que trabaje en un medio, o incluso para los que no están, pero forman parte del monstruo mediático comunicacional que rige en casi todos los países (fuentes, empresas, prenseros, agencias de comunicación, chiveros, RRPP, voceros y demás) se le cae la baba no por el tristisimo show que se montó en el set, sino porque, por un instante, los dos gigantes en pugna, el grupo Clarín y el kirchnerismo, se materializaron en la piel del tándem Bonelli-Sylvestre y D'elia.

"¿Qué más quieren? ¿Quieren Telecom?", fue la incisiva pregunta del piquetero, que dejó al descubierto cómo funciona el vínculo entre el Gobierno y el principal multimedios del país.

"¡Hay que desmonopolizar al grupo Clarín!", bramó en otro tramo D'elia. A Magnetto se le debe haber helado la sangre. Segunda aclaración: el monopolio lo crearon y propagaron dos justicialistas: Carlos Menem, en los '90, y Néstor Kirchner, el año pasado, al aprobar la fusión entre Cablevisión y Multicanal, y antes, al extender las licencias de radio y televisión.

Eran otros tiempos. La mayoría de los periodistas de Radio Mitre, TN y Clarín -no todos, aclaro- elevaban sobre sus hombros la figura de Cristina Kirchner, proliferaban las tapas sobre la bonanza económica, el Pacto Social y se escondían, sutilmente, temas espinosos, como el caso Skanska o el maquillaje a la inflación. Pero basta de palabras. El video es demasiado bueno como para no mirarlo: