lunes, 8 de septiembre de 2008

Gato blanco, gato negro

Es tan cruda y antigüa la lucha entre liberales e intervencionistas (comunistas, socialistas, keynesianos, neokeynesianos, populistas o cómo quieran llamarlos) que no sólo existe una vasta literatura, horas de debates y bibliotecas repletas de papers sobre el tema: la realidad ofreció -y ofrece- algunos hechos históricos que cuentan con una buena carga de ironía.

Estados Unidos, ícono global del capitalismo y el libre mercado (después se puede discutir si esto es así o no, pero que es un ícono, es un ícono) estatizó de hecho dos bancos. Si, leyó bien: el gobierno norteamerica estatizó dos bancos. Es más: echó a los jefes de esas dos entidades, que quedaron bajo el control de una agencia estatal.

¿Qué hubierámos dicho en la Argentina si el Gobierno hacía algo así? ¿Si ante una tremenda crisis financiera intervinieran un banco quebrado, y lo nombraran presdente al Director Nacional de Vivienda y Urbanismo? ¿Y si a eso le sumamos que ya se gastaron US$ 300.000 millones (algo así como un PBI argentino) para ayudar a que la gente pague sus hipotecas (algo así como subsidiar a los que se endeudaron sin pensar mucho)?

Antes de responder vale la pena leer este artículo de The New York Times que publica La Nacion (que no defiende precisamente el estatismo), y vale también recordar una frase muy popular que hizo más popular el líder chino, Deng Xiaoping, para justificar el proceso de reformas que encaró China hace unas tres décadas: "¿Qué importa si el gato es blanco o negro, con tal de que cace ratones?".

Soy liberal, pero el pragmatismo es lo más.

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