martes, 12 de agosto de 2008

De guardián de precios a fusible

Políticos, empresarios y sindicalistas arremeten contra el "buenazo" del Napia y piden al unísono que abandone el Gobierno o que lo eche Cristina, reforzando una embestida que cuenta ya varias semanas. Desde este espacio voy a hacer algo que nunca hice: defenderlo.

Guillermo Moreno es al Gobierno lo mismo que un técnico de fútbol a un club en el que no decide nada sobre el equipo. Un empleado. Un soldado. Un fusible. Lo dije antes y lo repito ahora: que Moreno se vaya del Palacio de Hacienda no cambia absolutamente nada. Quizás descomprima la situación unos días, aliente versiones sobre alguna renovación en la gestión y hasta sobre una reforma integral del Indec para devolverle algo de la credibilidad destruida.

Pero creer eso es lo mismo que creerle a un pirómano huérfano de tratamiento que va a reconstruir la casa que incendió, y que después la va a decorar bonita para expiar sus culpas. Una ingenuidad.

Queda, sin embargo, otra explicación al operativo "todos contra Lassie": que aquellos que la impulsan no quieren que se vaya, quieren atornillarlo a su silla para desgastar al Gobierno y forzarlo a implementar correcciones que el kirchnerismo, por tosudez, por no claudicar a sus "convicciones" o porque quienes lo integran está un tanto chapas, se niega a implementar. Un plan diabólico. La respuesta, como siempre, llegará sola.

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