jueves, 18 de septiembre de 2008

La Triple A financiera

Después de leer esto, esto y esto entre las toneladas de material que dejó el vendabal, tembladeral, derrumbe, crack, terremoto o tsunami financiero (algún día quién voy a averiguar quién empezó con la costumbre de asociar los desastres financieros con sus pares climáticos y/o geólogicos), llego a lo siguiente:

- Se viene una suerte de segunda ola regulatoria o intervencionista similar a la que generó el crac bursátil del '29, que sirvió de catalizador para la irrupción de John Maynard Keynes. Lo complicado es que esta vez tendrá que ser coordinada.

- Va a haber menos bancos, y los que queden, se van a quedar con toda la torta.

- El imperialismo yanqui fue (Hugo lo goza a medias por la caída del petróleo).

- Nadie sabe realmente cuándo y cómo va a terminar la crisis, ni cuál va a ser su costo real, pero existe un tibio consenso en que va a ser igual o peor que la que se inició en el '29.

- ¿No aprendimos nada? ¿Más de tres siglos de evolución económica, de finos desarrollos de teorías y duras experiencias no sirvieron para evitar semejante debacle? Parece que no, y las explicaciones pueden agruparse en tres A, o la Triple A financiera, como elegí bautizarls: avaricia, arrogancia y ausentismo (perdón por la evitable referencia a una triste parte de nuestra historia, pero era muy tentador...). La avaricia es de todos (consumidores, inversores, financieras, bancos de inversión, políticos, reguladores, analistas, etc, etc), la arrogancia es, más que nada, de los norteamericanos, por creersela demasiado, y el ausentismo es de sus funcionarios, por no regular en el momento y el lugar dónde tenían que regular, y de los organismos internacionales, por no forzarlos a que lo hicieran. Ahora que jodieron al planeta, y se lo dejaron servido en bandeja de plata a los que claman por el intervencionismo, jodánse.

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