martes, 9 de diciembre de 2008

Transversalidad reloaded

Tan imbuidos estábamos con la crisis económica, que casi se nos pasa de largo el terrible quiebre que se produjo en los últimos días en el entramado kirchnerista: el ingreso del ex carapintada Aldo Rico a las huestes de su majestad, Néstor I.

La movida tuvo como protagonista al diputado ultrakirchnerista y ex montonero Carlos Kunkel, generó el rechazo de organismos y dirigentes de derechos humanos y digamos que amplió un toque a la derecha el espacio K. Artemio se mofa hoy de la famosa pregunta de Mirtha, hace más de cinco años, cuando se pensaba que se venía el "zurdaje". Rico, Boudou, Massa, Giorgi y Alberto Fernández, ahora borrado, son algunos ejemplos de una construcción pragmática que tiene como única principio irrenunciable la búsqueda de poder. ¿Cómo se justifica, sino, el ingreso a ese espacio de un impresentable como Rico?

"El kirchnerismo es heterodoxia en lo político, keynesianismo en lo económico y peronismo en lo filosófico", dijo Luis D'elia. Una nota muy buena nota de La Nacion intenta poner blanco sobre negro en el universo kirchnerista. Lo mejor es el grupo de los "peronistas ortodoxos":

Son los eternos, los dueños del "aparato". Son los intendentes de los cordones más pauperizados del conurbano, como Otacehé (Merlo), Mario Ishii (José C. Paz), Curto (Tres de Febrero) y Descalzo (Ituzaingó). Todos se aceptan kirchneristas, según una particular admisión de Curto: "Somos peronistas. Cuando estaba Menem, éramos menemistas; cuando vino Duhalde, nos hicimos duhaldistas, y cuando llegó Kirchner, fuimos kirchneristas. Es un fenómeno que ustedes [los no peronistas] nunca van a entender".

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