martes, 14 de julio de 2009

Pura indignación

Es bueno que la gente haga plata. Es bueno para el que la hace, es bueno para quienes trabajan para el que la hace (más o menos, según la situación claro) y es bueno para la economía dónde vive y trabaja el que la hace. Exageremos: hacer plata es hacer patria.

Al principio cuando leo acá y acá que Néstor y Cristina más que duplicaron su patrimonio en un año me da cierta mala espina. Se sabe que el ex presidente es hábil para hacer plata. Pero parece mucho. Y entonces leo esto:

Como durante los últimos años que estuvo en la Casa Rosada, a Kirchner también le dio buenos resultados en 2008 la venta de terrenos fiscales en El Calafate que había adquirido a precio módico gracias a la gestión del ex intendente Néstor Méndez: el 12 de enero del año pasado vendió por $ 6.300.000 un terreno de 20.095 m2 que había comprado el 1° de marzo de 2006 por $ 132.079. Con esa sola operación ganó $ 6.167.921.

Pregunto: ¿cómo hago para no brotarme? ¿cómo hago para que no "me hierva la sangre", como dijo Cristina bordeando la emoción en un discurso en el conurbano? ¿cómo hago para no acordarme instántaneamente del verso de la inclusión social? Como decía el Siddharta Kiwi, me enyoguizo, voy a mi lugar feliz y sigo leyendo. Llego a este párrafo:

Si se tiene en cuenta que en 2003 los Kirchner habían llegado a la Casa Rosada con un patrimonio neto declarado de $ 6.851.810, el incremento acumulado de sus bienes durante los seis años que llevan en el poder es del 572 por ciento. Es decir que su fortuna se multiplicó casi por seis.

OK, todo mal. Pero no importa, seguro que hay gente que en los últimos seis años también multiplicó por siete su patrimonio desde 2003. Hubo mucho crecimiento. Sumo coraje y sigo:

La mayor parte de las deudas del matrimonio corresponde a un crédito de 8.834.369 pesos otorgado por el Banco de Santa Cruz, propiedad del Grupo Eskenazi, también dueño del 15 por ciento del paquete accionario de YPF [...] Entre los acreedores del ex presidente figuran las empresas Rutas del Sur, del empresario de la construcción Juan Carlos Relats, que adquirió compañías petroleras en Santa Cruz, y Austral Construcciones, del empresario Lázaro Báez, amigo y socio de Kirchner en un emprendimiento inmobiliario.

Bueno, digamos que esto no hay quién lo trague: contratistas del Estado, empresarios vinculados a negocios regulados por el Estado a los que accedieron gracias a las presiones del Estado, son acreedores de la Jefa de Estado y el ex Jefe de Estado. Welcome to Banana's.

Me desmiento a mi mismo: hacer plata es hacer patria (a veces).

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