Siga el baile, siga el baile...

Nadie quiere más al Banco Central que Kirchner.

Le banca el dólar para que haga caja, le da reservas para que le pague al FMI, le da récord de reservas un par de meses después (solidez + tapas de diario con alegría para todos) y pone plata para frenar las tasas de interés y ponerse bien al lado de aquellos que la remamos todos los días. Pero además de todo eso, difunde mes a mes uno de los mejores índices de la economía, por todo lo que dice entre números y porque desde hace cinco años es el único índice de precios que da buenas noticias (si, si, leyó bien, es un índice de precios, da buenas noticias, y desde hace cinco años).

Se trata del Índice de Precios de Materias Primas (IPMP, uno de los nombres menos sexies que se me ocurren para un índice), algo así como el precio promedio de las principales commodities que vende el país. En septiembre creció un 41,6%, el salto más alto desde que empezó a medirse, en enero de 2006. Marcó así un pico histórico.

Ese pico suma. Suma dólares para la economía, suma recaduación para el superávit, pero sobre todo suma calma y tranquilidad, porque mientras la línea suba, suba y suba, el baile no para.