sábado, 8 de noviembre de 2008

Zapatero a tus zapatos

Tengo sentimientos encontrados respecto de Jorge Fontevecchia. Sus columnas agotan por su hedonismo, y sus reportajes agotan por su longitud, aunque en muchos de ellos hay información interesante. Creo muchos medios, pero muchos tienen una calidad, al menos, cuestionable.

Pero es un periodista apasionado y un filósofo del oficio. Aunque he escuchado que algunos lo acusan de hipócrita, me ha hecho meditar sobre este trabajo. No es poco: correr detrás de la realidad nos lleva a veces a olvidarnos de lo que pasa, y de lo que nos pasa.

Hoy publicó una columna sobre la obra en la que participa Jorge Lanata. (El tema no es muy original porque desde que debutó Lanata todos los medios, gráficos, radiales y televisivos le dedicaron un espacio.) La pueden ver acá.

No es el tema central de la columna lo que más se destaca, sino esta frase: "Debo aclarar que, para el periodismo, personalmente me resulta más preocupante que Dadi Brieva pueda reemplazar a Magdalena que Lanata reemplace a Pinti" (la oración era demasiada larga, así que la corté antes).

Hay por lo menos tres temas de debate incluidos en esa frase. 1) Quién puede ejercer mejor el periodismo, esto es, la tarea de informar a la sociedad qué pasa en la sociedad; 2) Cuál es el mejor lugar o medio para hacerlo, y 3) Quién lo decide.

El último punto puede parecer el más simple, pero no lo es. Se podría pensar que es el público, pero no tiene tanto dinero como el Estado, los anunciantes o los dueños de los medios, aunque es obvio que influye. Y cómo no hay un organismo regulador (como el Colegio de Escribanos o el de Abogados) qué diga "éste puede ser periodista y éste no", hay tantas opciones como personas dispuestas a sentarse delante de una computadora, una cámara o un micrófono.

Fontevecchia da su respuesta para la primera pregunta. Prefiere profesionales, hombres o mujeres calificados -y experimentados- para informar sobre los complejos temas actuales. La "opción Brieva" tiene varias razones, pero creo que una sobresale: la llegada, la empatía con el ciudadano común o la autoridad para representar "la voz del pueblo". Esto me molesta de sobremanera: se asume que "el público" prefiere alguien simpático, chabacano, ingenuo o qué sé yo qué más a alguien calificado (y con esto no quiero decir que Dady no lo esté, pero dejemonos de joder¡¡¡el chabón es comediante!!!). Perdón Dady, pero estoy con Fontevecchia. Creo que tu lugar es el Maipo y no Radio Mitre.

Entonces, ¿está desubicado Lanata en el Maipo? Fontevecchia sugiere que no. ¿Otra muestra de hipocresía? No señores, y permitanme explicar por qué. Primero, vale aclarar que se discute el rol, el ejercicio de un oficio y una profesión, y no el lugar dónde se ejerce. Lanata no sale a hacer imitaciones o a entrevistar nenes al escenario (dos lujosos ejemplos del trabajo de Dady), sino que hace periodismo en un escenario. Informa, opina, ¿educa?. Los periodistas además no son jueves: no están obligados a trabajar sólo para un tribunal (medio) y a hablar sólo a través de sus sentencias (notas). Hay excepciones, pero en general, y más aun en estos tiempos, los periodistas son multimedios.

Creo que a Lanata se le pide que sea una Capristo, Pinti, Gasalla y Lanata, todo junto y al mismo tiempo. Y Lanata es Lanata, y simplemente amplió un poco más la frontera de un oficio dónde hay mucha hipocresía: cualquier periodista agarraría viaje sin pensarlo ni un segundo si le proponen hacer lo mismo.

Muchos ven en Lanata un paso simbólico que profundiza una denostada tendencia: la "vedettización" del periodismo. Creo que Lanata lo sabe, y que lo hace a propósito. Pero el periodismo se chabacanizó por las razones que llevaron a Dady Brieva a Radio Mitre, no a Lanata al Maipo. Se sacrificó calidad por cantidad, profundidad por impacto, porque o los que tenían que entender que la calidad lleva a la cantidad y la profundidad lleva al impacto no lo entendieron, o los que debían demandarlo prefirieron desvanecerse en el zapping. O ambas.

Creo que Lanata y Fontevecchia comparten una visión crítica del periodismo, aunque a veces no hagan mucho para mejorarlo, sino más bien todo lo contrario. Ambos apuestan también por la palabra escrita. No es poco en estos tiempos. Y ofrecen opciones, aunque a veces sean malas.

El periodismo es para los periodistas. Todos los puentes con el público sirven. Y los empresarios, los funcionarios y las personas pueden dar la espalda, pero la web siempre ofrecerá un puente gratuito, democrático y masivo.

Al final, cada uno lee al que quiere, mire al que quiere y escuche lo que quiere.

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